Ocurrió en el barrio de Pablo Podestá cuando Diego Pocastrancas utilizó una cuchara de acero inoxidable para cavar un tunel que lo iba a encontrar con la libertad nuevamente. Estaba hace 20 años preso por un crimen que según él nunca cometió. Pero la mala fortuna y las piruetas del destino lo llevaron a que ese tunel terminara en otro penal...pero de un partido de fútbol. Diego al ver que su destino lo obligaba a andar de penal en penal, se suicidó. Esa misma tarde acudió a ver al Racing de Caruso Lombardi y a los 20 minutos de juego no soportó más semejante dolor de ojos que le producía ver a Franco Sosa jugando de número diez. Se arrojó al foso atando un ladrillo a su cintura.
Podemos decir que Diego Pocastrancas es otra víctima del fútbol.
Motivos de auto-desaparición
Hace 14 años
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