miércoles, 22 de abril de 2009

Un Cap En La Vida De: AcquaDiLeo

miércoles, 22 de abril de 2009


Todos tenemos pequeñas historias ocultas en un cajón escondido en la oscuridad del anonimato y bajo la privación de la vergüenza. Porque son pequeñas historias indignas, contingencias aberrantes que nos conducen al pudor.

En mi afán de luchar contra esos pudores. En mi carácter de ser el Indiana Jones que desentierra los cadáveres de vuestro pasado, acompañado de un chino adolescente.

Yo, el Duende Sátiro, voy a contar esas pequeñas historias.

Un Cap en la vida de: AcquaDiLeo.


Aquellas palabras sacudieron el éter. Amenazaron con corromper el oxigeno del pulmón familiar. Recuerdos de personas cercanas a Luciano “Bonito” AcquaDiLeo. Se acerco a la mesa y sacando lo que en otrora fuese el palo de una escoba (y en ese momento una espada láser). Se dirigió a sus pares con voz cansina y angustiada.

“Me estoy volviendo Obi Wan Kenobi. No se si lo notaron. No se si es evidente. Pero de aquí a un par de semanas atrás me siento bastante más poderoso que de costumbre. Y tengo el pelo sedoso y brillante. Nunca me imagine que esto podría llegar a pasar, pero aquí estoy ahora, esta es mi circunstancia. Ahora estoy de lado de luz. No se lo comenten a nadie. Creo que ya llegará ese momento. Y si no consigo volver a ser quien era, mi destino será luchar contra el lado oscuro de la fuerza. Hasta luego”.

Cuando sus familiares vieron retirarse a Luchito por la puerta principal de la casa, portando la alfombra del comedor sobre su cabeza y espalda. Un hilo de preocupación turbó sus mentes.



Luchito siempre fue un niño normal. Casi el estereotipo del mozalbete argentino de clase media/alta que juega y sueña a ser un superhéroe. Aquel que tiene sus mañas y sus caprichos. Lo único que lo distanciaba del resto era su barba masculina e inmoral.


Quien diría que tiempo después ese pequeño barbiespesito. Estaría enfrentando un grave problema de identidad. Una situación extraña hasta para los hombres de la ciencia.

Alexis Emoputachesco debió ser el matriculado que le debió informar a Luchito sin tecnicismos y medias tintas que la causa de su insólito caso se debía ni más ni menos a un estado de “Estás hecho un pelotudo, Acqua”.

Exámenes de sangre. Pruebas de campo. Manoseo de corota. Y todo lo que a la medicina tradicional se le ocurrió para estudiar el caso del joven Luciano fue en vano.

Había dos posibilidades. O bien, se trataba de un problemita psicológico. O bien, Lucianito tenía problemas con drogas.


A alguien se le ocurrió pensar en los típicos mitos urbanos. Y culpó a un shampoo de segunda mano imitación del head & shoulders llamado con mucha picardía: Jedai an sholder. Según dicen muchas personas en el mundo comenzaron a sentirse extraña luego de hacer uso del mismo. Lo curioso es que Lucianito nunca lo uso. Aunque confesaría tiempo después que lo había esnifado en una travesura de adolescente.



Fuese o no el infame shampoo el causante de la preocupante situación del moderador de idiomas. El problema se agravaba y ponía en verdaderos momentos de angustia a su entorno.

Cuanto un allegado relato los sucesos de aquel día en el que lo vieron manteniendo un dialogo con un lavarropas dream. La impotencia, la locura, el descontrol, todo se hizo una masa uniforme de racionalidad que solo buscaba con recelo el retorno de Lucianillo a su estado normal. Ese fue limite de tolerancia para toda una familia que ya no podía ver al muchacho salir a la calle ofuscado y con palabras escapando de entre sus dientes apretados como: “El imperio me la fuma”, “métanse la estrella de la muerte en el orto”, etc.


Para empeorar el mal momento por el que estaba pasando tanto AcquaDiLeo como su entorno. Los noticieros se hicieron eco del infortunio y como siempre aparecieron los oportunistas. Aquellos que siempre buscan el beneficio económico de estos hechos aislados.


En la actualidad Luchín no recuerda aquellos días negros. El detergente del tiempo se llevó las manchas del dolor y la vergüenza. Y ahora cumple su función de moderador con total normalidad, como así su vida cotidiana. Aquellas batallas intergalácticas ya forman parte del olvido. Y galguear cuando pone karma es su ahora.

Los detalles de cómo consiguieron restablecer la cordura de nuestro amigo han sido privados del conocimiento publico ya que los mismos afectarían el buen nombre y la moral del mismo.

“Siempre serás el Obi Wan Kenobi de la lengua, bonito.”


Dedicado a un amigo que no pasa por un buen momento. PRONTO TE DARÁN LA CONDICIONAL!!!



2 comentarios:

  1. Que buen mozo que es el señor Di Leo. Y al gordito Wikya le entro como Dracula a bolsa de tampones usados.

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  2. Duende es verdad que vos sos gastongaston?

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